[…]Querendona queretana
de finura mexicana
y de estirpe
castellana
que desciendes
rectamente
de algún áspero
Oidor:
yo enaltezco tu
pudor
que no asoma a la
ventana
por temer las
reprimendas
de tu Padre
Confesor
.
Y bendigo de tu
casa
las paredes
coloniales
que se escudan
contra todos
los pecados
capitales,
esos muros tan
espesos,
que te apartan de
los besos…
y esa altísima
fachada
de tu señorial
casona,
foscamente
cincelada…[…]
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