[…]"Está visto que, en materia de gobierno, la
aptitud no se suple con nada. Consecuencia: Nosotros necesitamos recurrir a
nuestros hombres de corazón, de "corazón patriótico," de
"corazón mexicano, muy mexicano," para que gobiernen.
Los
escogeremos, además, aptos, de los más
aptos, sin ver su origen o su filiación.
Para prevenirnos contra los malos, habremos de reformar las leyes,
estableciendo periodos de gobierno cortos, y para asegurar a los buenos,
podemos admitir la reelección."[…]
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